Cienfuegos, corazón galo

Martes 9 de agosto 2022

Al final, Odalis se salió con la suya y no nos cobró los desayunos en agradecimiento por la donación de medicamentos que le trajimos desde España.

El taxi llegó, como es habitual, puntual para llevarnos a Cienfuegos, el corazón galo de Cuba asentado entre la sierra de Escambray y la bahía natural más esplendorosa de todo el país. Fue fundada en 1819 por emigrantes franceses y sus edificios neoclásicos lucieron de tal manera que le valieron para entrar en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Después de instalarnos en casa de Momo y de Ileana, una preciosa casa neoclásica con techos altos, columnas y una estudiada decoración, salimos a conocer la zona central de la ciudad. Porticada, con su regio paseo del Prado y el sombreado parque de José Martín enmarcado por presuntuosos y bellos edificios, destacan: el Teatro Tomás Terry de influencias francesas e italianas, la Catedral de la Purísima Concepción, el palacio de Gobierno y el arco del Triunfo, en el centro de la plaza, dedicado a la independencia de Cuba.

Desde la terraza del hotel Union, al que se accede pagando 200 CUP con bebida incluida, se puede disfrutar de una bonita panorámica del centro de Cienfuegos y, si se tiene apetito, además de unos estupendos daiquiris y piña colada, también ofrecen sándwiches y sencillos platos a unos precios más que razonables.

Llegó la tarde y con ella, la lluvia. Momento que aprovechamos para ducharnos y descansar antes de volver a salir esperando a que amainase un poco el temporal.

Pero eso no ocurrió, siguió lloviendo toda la tarde mientras caminábamos dirección sur siguiendo el malecón hacia punta Gorda por un paseo salpicado de eclécticas casas construidas en la década de 1920.

Al anochecer, la búsqueda de un restaurante para cenar resultó bastante complicada como viene siendo habitual en toda Cuba, tanto por los continuos apagones como por la falta de alimentos. Muchos locales han optado por cerrar y es muy triste ver como una ciudad como Cienfuegos, famosa por su animada y ajetreada vida nocturna es ahora una ciudad fantasma cuando llega la noche.

Después de varios intentos frustrados, encontramos un restaurante en el paseo del PradoCasa Prado, donde sirven cocina cubana a precios asequibles mientras se escucha música en directo en la azotea del edificio. Sin pretensiones, pero agradable y, a pesar de no tener muchos de los platos de la carta, pudimos comer plátano relleno con ropa vieja, camarones al ajillo y un enorme plato de arroz al estilo oriental. La piña colada estaba buenísima.

Miércoles 10 de agosto 2022

Un Chevrolet azul del 52 nos vino a recoger para llevarnos al El Nicho junto a una pareja de amigos italianos, Davide y Alessandro, que juntos estaban recorriendo Cuba. A medio camino y sin muchas explicaciones, el conductor paró el coche, bajó y se agachó para mirar algo bajo el vehículo. Hombre de pocas palabras, no parecía muy interesado en explicarnos que pasaba pero, después de preguntarle varias veces, nos informó que habíamos perdido un tornillo de las pastillas de freno 😩. Entre risas y preocupación por ese detalle sin importancia, seguimos hasta la pequeña población de Cumanayagua, donde buscamos a un mecánico que no logramos localizar, pero en un terreno lleno de trastos y herramientas, el conductor encontró en tornillo que pareció encajarle, al menos le sirvió para acabar nuestro viaje. Un coche que llevaba 70 años circulando no podía fallar en ese instante por un simple tornillo.

El Nicho es una pequeña zona protegida del parque natural Tope de Collantes, en la verde sierra de Escambray perteneciente a la provincia de Cienfuegos. El nombre es el que se le da a una cascada del río Hanabanilla, rodeada por un área protegida y con dos estanques naturales con agua heladas donde la gente viene a bañarse. El sendero que llega hasta cada uno de los puntos de interés está bien marcado e, incluyendo el ascenso hasta la cueva que hay que hacer con guía y el baño en el estanque, la ruta puede llevar unas dos horas y media.

En la zona inferior, cerca del aparcamiento, hay una tirolina que aunque no es espectacular por su altura sí lo es por el escenario natural que la rodea.

De vuelta a Cienfuegos, al atardecer y sin lluvia salimos a tomar una piña colada y a ver el ocaso desde el Malecón. Para cenar, sin otras opciones a valorar, repetimos en el restaurante Casa Prado, la terraza y la música en directo son un valor añadido a la poca variedad de platos que ofrecen.

Coincidimos en el restaurante con Davide y Alessandro, los dos italianos con los que habíamos compartido coche esa misma mañana para ir a El Nicho. Acabamos la noche compartiendo charla y unas cervezas mientras escuchábamos música cubana en la terraza de Casa Prado.

Jueves 11 de agosto 2022

El autocar a Trinidad salía de Cienfuegos a las 12.30 del mediodía, así que tuvimos toda la mañana para disfrutar de la vida en las calles del centro de la ciudad. Muchos de los locales que por las tardes permanecían cerrados por falta de luz, por la mañana cobraban vida y se llenaban de largas colas con la paciencia infinita que caracteriza el carácter cubano.

Tiendas de alimentos en las que recogen lo que les indica su carta de racionamiento, cantidades que, según nos explican, ha disminuido considerablemente en los últimos años y con las que ya no pueden alimentar a sus familias. Lo que les falta deben comprarlo en tiendas que, actualmente, solo aceptan tarjetas que se recargan con euros, circunstancia que ha favorecido el mercado negro en intercambio de moneda.

Paseando por sus calles se entablan conversaciones y se entienden muchas cosas del momento que está viviendo Cuba actualmente y, pese a la creencia generalizada que los cubanos no hablan de política, lo cierto es que sí, hablan y se expresan libremente con el extranjero. Explican, opinan y se enfadan, algunos con el régimen actual, otros con los americanos y otros con ambos. En lo que todos coinciden es que la situación es insostenible y que no saben cuanto tiempo más lo soportaran. Y en eso estamos de acuerdo.


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